La Alcazaba / Competencias motivadoras

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

Una de las formas más extendidas de trabajar es poner al servicio de una empresa y de un puesto de trabajo lo que consideramos nuestras mejores habilidades.

Y a pesar de que este mundo tecnificado nos exige cada día más especialización y menos visión integral de las cosas, hay que hacer hincapié en que no basta con poseer competencias que tengan una buena salida en el mercado laboral y sean muy bien cotizadas. Es necesario pensar también en ejercitar aquellas que más nos satisfagan y nos proporcionen una sensación de bienestar al ejecutarlas.

Pat McLagan, en su libro "El Cambio es Cosa de Todos" se refiere a ellas como competencias motivadas, indicando que es ahí donde se encuentra la energía, la acción y la alegría.

Ella sugiere hacer una lista de las actividades que nos hacen sentir vivos, además de competentes, y descubrir qué conocimientos, habilidades y valores hemos empleado para llevarlas a cabo.

Menciona que es importante incluir no sólo el conocimiento técnico sino las habilidades interpersonales, las de pensamiento, el tipo de resultado que se pretende lograr y las recompensas que se alcanzan.

Con base en lo anterior, hay que identificar y utilizar las competencias motivadoras en el trabajo que se esté realizando con el objetivo de lograr un equilibrio entre el ejercicio profesional, las preferencias personales, las metas organizacionales, la satisfacción individual, el ambiente laboral y los resultados.

Aunque esto pueda parecer poco trascendente, el hecho de trabajar poniendo en práctica nuestras competencias más satisfactorias tiene un efecto directo y positivo en los estándares de desempeño.

No hay que perder de vista que el hombre es un ser integral, es decir, que ninguna de sus partes puede estar desligada de las otras. De este modo, el trabajo que se realiza tiene una repercusión inmediata en nuestro estado de ánimo, en nuestra perspectiva de vida, en nuestro bienestar o en nuestra desazón.

La motivación, ese concepto del que tanto se habla en las empresas, no puede proceder sino de dentro de cada uno de nosotros, es algo intrínseco, por lo que el entorno actúa solamente favoreciendo o entorpeciendo lo que cada uno de nosotros lleva por dentro. De manera que la responsabilidad última de la motivación depende de cada empleado y del autoconocimiento que posea.

En los puestos de trabajo resulta importante diferenciar aquellas tareas que más se adecuan a nuestras competencias motivadoras y aquellas que nos obligan a echar mano...

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