La Alcazaba / El baúl de los objetivos

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

Ayer entré en la habitación de la casa donde se guardan una serie de libros que por un motivo o por otro han dejado de ser asiduamente consultados.

Estar ahí fue como un viaje al pasado, a aquel final de los años 70 en los que iniciaba mis estudios profesionales, ya que encontré libros de texto que para aquel entonces eran el "ábrete, sésamo" de la administración de recursos humanos.

Por supuesto, no podían faltar autores como el maestro Reyes Ponce, Koontz y O'Donnell y Dale Yoder, entre otros, mismos que llamaron mi atención y me invitaron a abrirlos.

Aquel primer año de la carrera habíamos visto los elementos de la administración y lo que en aquel entonces estaba en boca de todos los empresarios que se preciaran de estar a la vanguardia: la administración por objetivos.

Lo primero en lo que caí en cuenta es cómo el factor humano ha ido modificando su paso por la empresa conforme se conoce más acerca de la sicología y las motivaciones del trabajador.

Explicaba Yoder que la administración de personas es un elemento importante en los estudios de "tiempos y presupuestos". Por otro lado, ya Reyes Ponce hablaba de que las personas no pueden ser consideradas nunca como medios, y que la administración de las mismas se mueve en el dominio de la ley de la finalidad.

Pero quien más se acercó a lo que en la actualidad se maneja con ahínco fue J.D. Mooney, quien afirmaba que "la administración es el arte o técnica de dirigir e inspirar a los demás con base en un profundo y claro conocimiento de la naturaleza humana". De esta forma clarificaba, a su modo, la importancia del factor humano y de la motivación en el logro de los objetivos.

De alguna manera, y créame, no sé ni cómo, han transcurrido más de 30 años desde que leí por primera vez aquellas teorías.

Hoy, el factor humano en la organización ha sido sujeto de múltiples estudios y se ha reconocido cómo sus emociones y sentimientos influyen en el desempeño de sus funciones y en el transcurrir de la gestión de las empresas.

Sin embargo, aún queda mucho por andar. El personal de muchas instituciones se considera todavía una especie de activo fijo al que se le bloquea en la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades y se le obstaculiza la puesta en marcha de acciones dirigidas al logro de sus metas.

Hay lugares en los que se permanece indiferente ante la eficiencia, en donde el reconocimiento es inexistente y la problemática humana se camufla con imposiciones absurdas.

Sin embargo, también hay que...

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