Alberto García Ruvalcaba / Trampas del pensamiento binario

AutorAlberto García Ruvalcaba

Parece que se vale estar equivocado si los vientos de la historia soplan a nuestro favor. A principios de los setenta Octavio Paz escribió una carta a Adolfo Gilly, publicada en El ogro filantrópico, en la que afirmaba que ejidos, empresas paraestatales y sindicatos obreros eran grandes conquistas de la Revolución mexicana. Un juicio insostenible: dos fracasos económicos, y el otro cimentado en la simulación. Pero aquella era la década en que el Estado fabricaba bicicletas, embotellaba refrescos, Echeverría impostaba la voz del presidencialismo omnipotente, pero sobre todo era el mundo keynesiano en que las políticas macroeconómicas alentaban el proteccionismo y el gasto gubernamental excesivo. Es la época del derroche, intervencionismo y estatismo que despierta la nostalgia de AMLO y de su equipo de asesores económicos.

En descargo del error de valoración de Paz hay que decir que los vientos de la historia soplaban en esa dirección. Ese modelo recibía entonces el respaldo de economistas de Cambridge, Harvard, Berkeley, y el MIT. Pero en los mismos años en que emitía aquel juicio, la inflación erosionaba ya los cimientos del modelo económico que justificaba que el gobierno mexicano poseyera mil 600 empresas. En la década siguiente ese modelo colapsó en todo el orbe, y fue reemplazado por políticas económicas conocidas como neoliberalismo, que buscaron corregir los excesos que les precedieron mediante la eficiencia y la disciplina en el gasto gubernamental.

Pero en el fondo las cosas no cambiaron mucho. Contrario a lo que se dice, el neoliberalismo no desmontó al estado benefactor. Más bien ocurrió lo contrario. En un fenómeno conocido como Ley de Wagner el gasto asistencial aumenta conforme lo hace el producto nacional. Y la economía mundial ha crecido. La proporción en el PIB del gasto asistencial en México, por ejemplo, se quintuplicó de 1985 a 2012 (Pinker, 2018). Algo similar ocurrió en Indonesia, India, China, Brasil.

Eso es algo que no escuchará decir a los enemigos del neoliberalismo porque los políticos se nutren de las imágenes de conflicto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR