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Alberto García Ruvalcaba / En defensa de la razón

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AutorAlberto García Ruvalcaba

En su libro más reciente, En defensa de la Ilustración, el científico cognitivo Steven Pinker anota un hecho que suele pasar inadvertido: nuestro estado predeterminado es la irracionalidad. Llegamos al mundo en desventaja: analfabetas y anuméricos. No nos basta dominar un lenguaje para reconocer la estructura de un argumento o la coherencia entre sus partes, una tarea que exige de un gran esfuerzo intelectual adicional. Cuantificamos las cosas con estimaciones burdas del estilo "uno, dos, muchos". Nos seduce el pensamiento mágico como para creer que los fenómenos físicos tienen esencias ocultas que obedecen leyes prodigiosas, no las de la física y la biología, o que las palabras y los pensamientos pueden tener efecto en el mundo físico, como a través de oraciones o maldiciones.

También cometemos toscos errores de razonamiento: subestimamos la frecuencia de las coincidencias, generalizamos a partir de muestras no representativas (por ejemplo, de nuestra experiencia personal, o del recuerdo más próximo), razonamos a través de estereotipos proyectando los rasgos típicos de un grupo a los individuos que pertenecen a él, inferimos una relación causal entre hechos que sólo están correlacionados, clasificamos el mundo en dilemas inexistentes. Nuestra intuición no es objetiva como la de un científico sino sesgada como la de un abogado o político, es decir, elegimos los hechos que confirman nuestras convicciones, y descartamos los que las contradicen. Para acabar, dice Pinker: sobreestimamos nuestro conocimiento, comprensión, rectitud, competencia y suerte.

Nuestras limitadas capacidades cognitivas fueron suficientes durante miles de generaciones, y permitieron a nuestros ancestros sobrevivir en sociedades arcaicas, pero no lo son para prosperar en el mundo moderno. Ahora sabemos que están "infestadas de errores".

El corolario de esto es que la razón es un logro raro y arduo, no nuestra condición natural. Lo que nos obliga a tener la disposición a aceptar que emprendemos cualquier tarea intelectual cargados de fardos irracionales, y que...

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