Alberto García Ruvalcaba / Aborto y doctrina

AutorAlberto García Ruvalcaba

No es una casualidad que la región más católica del mundo, Latinoamérica, tenga la tasa más alta de embarazos no planeados. La prohibición de métodos anticonceptivos sostenida por la doctrina católica contribuye a entender por qué en nuestros países 96 de cada mil embarazos lleguen como sorpresa. En Europa, Estados Unidos y Asia la tasa es de 41, 47 y 54, según cifras de Guttmacher Institute.

El instituto calcula que 24 millones de mujeres en edad reproductiva de nuestra región "tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna". El énfasis hay que verlo en la palabra "moderna". Las consecuencias de esta ignorancia inducida son evidentes. 44 de los 96 embarazos no deseados terminan en aborto. Y del total de embarazos, deseados o no deseados, 32 por ciento terminó en aborto entre 2010 y 2014. En números: anualmente se practican 6 millones 500 mil abortos en América Latina y el Caribe, más de un millón de los cuales ocurre en nuestro país, que, además, tiene el deshonroso primer lugar mundial de embarazo adolescente.

Tres cuartas partes de esos abortos ocurren en la clandestinidad debido a que en nuestro país este procedimiento no sólo es ilegal, sino que es considerado un delito (salvo en la Ciudad de México). Este solo hecho demuestra que la criminalización de una conducta no es una forma efectiva de inhibirla. Pero tiene una consecuencia más trágica: al menos el 10 por ciento de las muertes maternas se debe a abortos mal practicados, la mayoría mujeres pobres en áreas rurales.

Por estas razones había que ver con aprobación la charla sobre la despenalización del aborto que organizaron valientes alumnos del ITESO hace unos días. Es necesario tomar conciencia del riesgo, discriminación y sufrimiento que supone la política criminalización del aborto. La escaramuza generada alrededor de ese evento, sin embargo, tuvo una consecuencia inesperada. Mostró un rasgo anacrónico de la doctrina católica en tanto religión dogmática. Un rasgo que sus seguidores encuentran cada vez más difícil de aceptar. Me refiero a la obligación a renunciar a la...

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