Albert Einstein: La pieza que le faltaba

AutorDiana Saavedra

Luego de un siglo, científicos pudieron probar la última gran pieza del rompecabezas cósmico propuesto por Albert Einstein: la gravedad se comporta como una onda.

Las ondas generadas por la gravedad, planteaba el científico en su Teoría General de la Relatividad, son tan débiles que él mismo dudaba que pudieran ser medidas en la Tierra, recuerda Miguel Alcubierre, experto en los estudios del genio alemán. Pero equipos creados por la ciencia moderna lo consiguieron.

El 11 de febrero, especialistas del experimento Láser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser, mejor conocido como LIGO) afirmaron haber detectado las ondas causadas por el choque o fusión de dos agujeros negros de 29 y 36 veces la masa del Sol, que se fusionaron hace mil 300 millones de años.

LIGO está compuesto por dos detectores independientes, a más de 3 mil kilómetros de distancia uno del otro, formados por dos brazos de 4 kilómetros de largo en forma de L que buscaban detectar los minúsculos movimientos causados por las ondas gravitacionales.

En este caso, ambos equipos "vieron" lo mismo al mismo tiempo, como en un espejo.

La detección se realizó el 14 de septiembre de 2015, una semana antes del inicio de operaciones formales del experimento, explica David H. Reitze, principal investigador del proyecto LIGO.

"No hay ninguna duda, la detección es real, y proviene de la colisión de dos agujeros negros de aproximadamente 30 masas solares cada uno", añade Alcubierre, director del Centro de Ciencias Nucleares de la UNAM.

"Cuando esto ocurrió, en la Tierra no había más que bacterias".

Igualmente, Shahen Hacyan, investigador del Instituto de Física de la UNAM, enfatiza que lo notorio no es que existan las ondas, sino la tecnología que se desarrolló para hallarlas. Pues implicó detectar un movimiento del tamaño de una millonésima parte de un núcleo atómico.

"El mismo Einstein no estaba convencido de que (las ondas) se pudieran detectar e incluso había mucha discusión sobre si realmente existen o si son un artificio de la teoría", comenta.

El cambio de estudiar el cosmos con luz a hacerlo con ondas gravitacionales es equivalente a ser sordos y obtener un equipo para escuchar. Todos los sonidos nos parecerían nuevos y nos abren la puerta a un mundo desconocido, precisa Alcubierre.

Hasta ahora, los diferentes tipos de luz tanto visibles como invisibles (rayos X, gamma, visible, rayos UV) han sido la principal...

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