Las Alas del Deseo / Disparar a las ideas

AutorAntonio Saborit

En fechas recientes, se reeditaron los cuadernos de apuntes de Samuel Butler (1835-1902), publicados originalmente en 1912 por iniciativa de Henry Festing Jones, a quien el mismo autor le entregaba copias de estos materiales (*). No obstante su carácter marginal, son páginas que no carecen de interés para quienes conozcan las obras más comentadas de Butler, como Erewhon o The Way of All Flesh, pues provienen precisamente de la mesa de trabajo del escritor y, en algunos casos, iluminan sus obras más ambiciosas. "Nuestras ideas vuelan tan rápido que hay que dispararles", escribió; "no tiene caso ponerles sal en las plumas". En esos apuntes, entre broma y veras, Butler se identificaba a sí mismo como un enfant terrible de la literatura y la ciencia. A saber si en realidad lo fue, pero en todo caso nunca dejó de ser una gente de letras. De esta vocación surgieron sus apuntes, de los cuales desgajo esta mínima selección.

Ciencia. Si tiende a volver más gruesa la capa de hielo sobre la que patinamos, por así decirlo, está muy bien. Si trata de encontrar, o sostiene haber hallado, el firme en el fondo del agua, está completamente mal. Nuestra tarea tiene que ver con el engrosamiento de esta capa por medio de la ampliación, desde arriba, de lo que sabemos que hay abajo, del mismo modo en que el hielo se hace más grueso mientras dure la helada; no debemos tratar de congelar lo de arriba partiendo de abajo.

El uso de la verdad es como el uso de las palabras; tanto la verdad como las palabras dependen en buena medida de la costumbre.

El mundo es una mesa de juego arreglada de tal manera que todos los que ingresen al casino a la larga estén obligados a jugar y a perder fuerte, aunque a veces, por cierto, ganen.

La vida es el arte de extraer las suficientes conclusiones a partir de premisas insuficientes.

Los cimientos de la moral: Son iguales a otros cimientos; si se les escarba muy hondo, lo de arriba se viene al suelo.

Sobreindulgencia intelectual: Es la forma más gratuita y lamentable que puede asumir el exceso, y no hay otra cuyas consecuencias sean más desastrosas.

Los extremos del vicio y de la virtud son igualmente detestables; la virtud absoluta aniquila a cualquiera lo mismo que el vicio absoluto, sin contar el tedio y la pompa de eso.

Ser es pensar y ser pensado. Vivir es continuar pensando y recordar haberlo hecho. La memoria es a la mente como la viscosidad al protoplasma, le da firmeza al pensamiento: es una especie de pied terre a partir...

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