Economía y Empresa/ Ajustes presupuestales y desaceleración

AutorSiegfried Herkommer

El evento de la semana fue sin duda alguna la conferencia de prensa del coordinador de Economía del Gobierno de la República, el doctor Sojo, y del Secretario de Hacienda, el Lic. Francisco Gil Díaz, dando a conocer el primer programa de emergencia del Gobierno foxista, si realmente podremos llamarlo de emergencia.

Es nuestra opinión muy particular que un recorte de aproximadamente 3 mil millones de pesos, es decir, alrededor de 0.25 por ciento del presupuesto anual, es una restricción que no amerita ni una conferencia de prensa. Ajustes de esta índole efectuamos por lo menos una vez a la semana en nuestras empresas, cuando decidimos sobre el flujo de caja, cuando determinamos ingresos probables en relación con los egresos requeridos.

No obstante, tales ajustes semanales, o mensuales, no significan necesariamente una modificación del presupuesto anual, ni tampoco una alteración del marco de estrategias planteadas para el año. En otras palabras, es indispensable distinguir entre movimientos de corto y de largo plazo, ya que los primeros no cambian los enfoques estratégicos, mientras que los segundos sí requieren de replanteamientos de metas. Por lo menos así sucede en la mayoría de las empresas en plan formal, y en algunas en un plan menos formal.

Lo que la lógica administrativa impone pasa aparentemente desapercibido en el sector público: por su magnitud, la restricción presupuestal anunciada no amerita una corrección del rumbo del país, ni un replanteamiento de estrategias, ya que se trata de una medida de corto plazo. Que se establezca una rutina de revisión presupuestal cada mes, como fue anunciado, nos parece una medida inteligente y previsora. Que, a su vez, se busque mayor transparencia hacia el público en general, forma parte de la vida democrática; no obstante, pudiera ser una acción política que se presta a una malinterpretación en un país que apenas está llegando a su madurez democrática. El anuncio de recortes, aun con la tranquilidad y serenidad de los principales actores, está causando una inquietud más allá del mero hecho y va provocando un replanteamiento de las expectativas del sector empresarial. Con todo el afán de transparencia y comunicación a la sociedad a lo mejor algo menos de publicidad sería aconsejable.

Pero las informaciones oficiales se cruzan. Entre el Presidente y algunos Secretarios de estado cunden declaraciones contradictorias. La prensa a lo mejor exagera ciertos comunicados y opiniones particulares...

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