El ajuste de las ilusiones
| Autor | Bernardo Sepúlveda Amor |
Jorge Castañeda Gutman, en sus "memorias diplomáticas anticipadas" (Enfoque 622, 19/02/2006), formula una serie de interpretaciones que reclaman un ajuste con la verdad. No es mi propósito despejar ahora todos los equívocos planteados en esos anticipos. Aclaro sólo aquellos que me afectan directamente.
Como funcionario público desde el decenio de los cincuenta y como canciller de México (1979-1982), Jorge Castañeda Álvarez de la Rosa mantuvo siempre una conducta diplomática intachable y ejemplar. No condujo la relación de nuestro país con Estados Unidos a través de un método que "consiste en gritar, envolverse en la bandera, desgarrarse las vestiduras, ser bravucón, peleonero y, por supuesto, arreglarse en lo oscurito", como pretende Castañeda Gutman que sucedió desde los años cincuenta con la política exterior de México.
En sus tareas al frente de la Cancillería mexicana, Jorge Castañeda Álvarez de la Rosa es un modelo de rectitud. Estaría lejos de su ánimo y de su comportamiento efectuar arreglos indignos con el gobierno de Estados Unidos o con cualquier otro gobierno. Es éste un primer caso que amerita un ajuste con la verdad.
Durante mi gestión como secretario de Relaciones Exteriores (1982-1988), bajo el mandato del presidente Miguel de la Madrid, la política exterior de México tuvo como objetivo central la defensa y protección de los intereses nacionales. Durante esos seis años, en ninguna circunstancia se acudió a un lenguaje ofensivo en la relación con Estados Unidos como instrumento político. En ninguna circunstancia se utilizó el recurso de los entendimientos en la penumbra con el gobierno estadounidense, ni existió un doble juego que acarreara contradicciones entre lo público y lo privado.
Al generalizar y simplificar, Jorge Castañeda Gutman comete errores de apreciación. Al menos durante nueve años (1979-1988), periodo en el que he sido testigo y partícipe en el diseño y la ejecución de la política exterior de México, los juicios de valor que postula Castañeda Gutman en sus memorias diplomáticas anticipadas no corresponden a la realidad. En el transcurso de esos nueve años, la acción exterior del gobierno de la República guardó un estricto apego a principios e intereses, con claridad en los objetivos, sin desplantes innecesarios, sin divorcio entre los conceptos y los hechos, sin tratos vergonzosos con nadie, con la respetabilidad que exige y merece una nación con el prestigio de México. Ésta es la segunda cuestión que invita a...
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