Ahogado de la risa

Y ahora, una ronda de momentos incómodos que parecen chistes...

En la Parroquia de la Santa Cruz, en Huejutla, Hidalgo, en plena boda de dos jóvenes, Kenya y Kevin (nombres que han sido cambiados por cuestiones de seguridad), el cura lanzó la pregunta incómoda que todos esperan en la misa:

-Si alguien tiene algo que decir concerniente a la unión de los novios que sea impedimento para que se celebre este matrimonio, que hable ahora o que calle para siempre...

"Chan, chan, chan...", pensó en ese momento el narrador, "era el momento de levantarse y hablar, o callar para siempre. ¿Habrá alguien que saque los trapitos sucios de alguno o ambos novios? ¡Qué nervios, caray!".

Un profundo silencio imperó en el ambiente, pero de repente fue interrumpido por una joven mujer, y muy hermosa por cierto, cabe aclarar, que se levantó de su asiento en la iglesia y que llevaba cargada una criatura.

Ella comenzó a caminar lentamente hacia el frente.

Todo era un silencio sepulcral y sólo se escuchaba el eco del taconeo lento de la bella mujer.

Todo se transformó rápidamente en un caos.

En ese momento, la novia abofeteó al novio y acto seguido, le lanzó un rodillazo en la entrepierna, que él, por el bien de su descendencia, alcanzó a esquivar.

La madre del novio se desmayó, los padres de la novia estaban furiosos, los invitados cuchicheaban (más las catequistas), las ministras se...

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