Ahogado de la risa

En épocas antiguas y entre la realeza no todo era solemnidad. Aquí unos ejemplos:

Ahí tienen que había un rey que tenía hijas trillizas y, la noche antes que ellas cumplieran 18 años, les dice:

- Mañana, tras la celebración, podéis traer a vuestros novios para que duerman en vuestros cuartos.

Al día siguiente, terminada la fiesta de cumpleaños las tres hijas se van a sus respectivos cuartos de la mano de sus novios.

El rey se acerca a la puerta de la primera de las trillizas y la escucha gritar. Al pasar por la segunda puerta, a su otra hija la oye reír y, al pasar junto a la tercera puerta, no escucha nada.

A la mañana siguiente, el rey reúne a sus tres hijas y pregunta:

- Anoche, al pasar por tu puerta, te escuché gritar ¿por qué?

- Verás papá, una verga grande en un agujero pequeño duele mucho.

- ¿Y tú? Al pasar por tu puerta, te escuché reír...

- Verás papá, una verga pequeña en un agujero grande hace cosquillas.

- Y por último tú, ¿por qué no escuché nada al pasar por tu puerta?

- Papá, papá. Tú siempre me has dicho que no hable con la boca llena.

Cuenta la historia, que durante el Imperio Romano, Calígula quería más a su caballo que a su propia familia.

Un día, Calígula al observar que su caballo estaba siempre triste decidió ofrecer mil monedas de oro a quien lo hiciera reír.

Llegaron al palacio numerosos actores, comediantes y payasos, pero ninguno lo logró.

Finalmente, apareció un enano, se acercó al caballo, le susurró algo en la oreja y, al momento, todos pudieron ver que el caballo comenzaba a carcajearse. El enano se llevó...

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