Ahogado de la risa

Los amigos y familia verdaderos se conocen en la sala de un hospital ¿o es ahí donde te desconocen?

Un camillero mientras lleva al paciente camino del quirófano cuestiona a quién parece muy nervioso y preocupado.

Aunque se le hacía tarde para ir a comer su torta de tamal, se sacrifica para confortarlo por unos momentos.

- ¿Por qué tiembla tanto?, le pregunta.

- Es que acabo de escuchar que la enfermera decía muy insistentemente que la operación de apendicitis es muy sencilla, que no había por qué estar nervioso y que todo iba a salir bien.

- Pues claro, todo eso se lo dijo para tranquilizarle porque es verdad, le responde el camillero.

- No, no, eso no me preocupa, lo que me tiene mal es que no me lo decía a mí, se lo repetía al cirujano que se ve más nervioso que yo.

Unos padres primerizos, que no eran taaan agraciados.

Por ello, su primogénito nació feo, feo, feo, al grado de que el médico dijo:

- Hice todo lo que he podido, pero al final, sí consiguió nacer.

En otro cuarto del mismo hospital, cualquiera público en esta Ciudad, un médico termina una operación de urgencia y dice a los familiares:

- Lo siento, ha muerto.

- ¿Pero, qué ha pasado, doctor, era una cirugía de rutina?

- Iba demasiado drogado, responde.

- Pero eso no puede ser, si él no tomaba drogas, se sorprenden los parientes.

- Él no, pero yo sí.

Y la última voluntad, tiene que cumplirse aunque no siempre agrade.

Como la de un tamalero que en sus últimos momentos de vida reúne a su familia para pronunciar su instrucción final.

Rodeado también por enfermeras les dice:

- A ti, Pancho, te dejo las casas del Norte.

- A ti, hijita, te dejo todos los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR