Ahogado de la risa

El presidente gringo nos tacha de aprovechados, y la verdá a veces sí.

Un gabacho, un italiano y un mexicano que eran viajeros exploradores, se pierden en una expedición en el desierto del Sahara. Tras caminar por horas y horas bajo el extenuante sol, los tres desfallecían de sed y pensaban que no iban a sobrevivir, pero entre la dunas localizan una botella de refresco de dos litros; se acercan para comprobar que no era un oasis y al tocarlo, comprobaron que la salvación había llegado, aunque comenzaron los conflictos.

-Yo la debo de beber porque pertenezco a la nación más poderosa del mundo -dice gandallamente el gringo.

-No, yo la debo de tomar porque soy del país con la comida más rica del mundo -expresa muy orondo el italiano.

- Mejor decidimos en una competencia y quien gane se toma el refresco -organiza el gringo.

- ¡Órale! El que salte más alto será quien se la beba -explica el italiano.

El gringo pasa primero, mientras el italiano lo observa y el mexicano se hacía pendejo.

- ¡Aquí les voy putitos! -exclama el gringo a la hora de elevarse. Pasan cinco minutos y tras caer dice- ¿Cómo les quedó el ojo? De no ser por esa nube, me habría elevado más.

- Ahora me toca a mí y vas a ver cómo me la vas a pelar -dice el italiano al tiempo que se eleva...

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