Ahogado de la risa

Los choferes tienen muchas historias que contar, así como los pasajeros.

Llega un niño muy contento a su casa y le dice a su papá:

- ¡Papá, papá, engañé al conductor del autobús!

El papá le responde muy emocionado por la trampa de su hijo y le pregunta:

- ¿Cómo lo has hecho, hijo?

El muchacho le responde:

- Le pagué y no me subí.

Erase una vez, un borracho que abordó un autobús en el que viajaba mucha gente, y parándose en el pasillo del autobús, procedió a decir:

- Los de la derecha son unos tarados, los de la izquierda son unos idiotas, los de atrás son unos imbéciles y los de enfrente son unos estúpidos.

Cuando escuchó eso el conductor, frenó sorpresivamente, y toda la gente cayó al suelo, incluyendo al borracho, y muy enojado el chofer tomó al borracho por el cuello y le preguntó:

- ¡Ahora sí, dime, ¿Quiénes son unos tarados, unos idiotas, unos imbéciles y unos estúpidos?

Y el borracho contestó:

- Ya no lo sé, ¡Están todos revueltos!

Un transportista llevaba una partida de pingüinos hacia el zoológico, cuando a medio camino se le estropea el camión refrigerado. Preocupado, trata de reparar el problema, pero ve pasar un camión repartidor de leche y consigue que se detenga. Entonces le dice al lechero:

- Mira, te voy a dar 5 mil pesos para que me hagas el favor de llevar estos pingüinos al zoológico.

El lechero acepta el dinero y se lleva con gusto los pingüinos en su camión frigorífico.

Mientras tanto, el transportista logra arreglar el daño, y de inmediato enfila hacia el zoológico.

En cuanto llega, ve salir al lechero, con los pingüinos detrás de él, en fila. El chófer le pregunta al lechero:

-...

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