Ahogado de la risa

Dicen que el sexo es tan fácil como dar placer y aceptar placer, pero para algunas parejas es un poco más complicado que eso, si no nos creen lean:

Dos amigas disfrutaban de un almuerzo, cuando el tema de la conversación cayó en el sexo.

- Tú sabes, Juan y yo hemos tenido algunos problemas sexuales -dijo Linda a su amiga-, pensamos ir a un terapeuta sexual

- ¿De verdad? -respondió Mary-, Tomás y yo también, pero nosotros nunca hablamos eso, es tan embarazoso. Pero después me cuentas cómo les va a ustedes.

Pasaron algunas semanas y las dos amigas se juntaron para almorzar otra vez.

- Bueno, Linda, ¿cómo te fue con el terapeuta sexual?

- ¡Las cosas no han podido ser mejores! -exclamó Linda-, comenzamos con un examen físico, después de lo cual el doctor dijo que estaba seguro de poder ayudarnos. Nos dijo que de camino a casa, paráramos en el supermercado y compráramos una bolsa de ciruelas y una docena de donas.

Nos pidió que nos sentáramos desnudos en el piso y nos lanzáramos las ciruelas y las donas uno al otro. Cada ciruela que cayera en mi vagina, Juan tendría que sacarla con la lengua y cada dona que yo ensartara en su pene, debía comerla allí mismo. Nuestra vida sexual ahora es maravillosa.

Con esas recomendaciones, Mary habló con su marido y lo convenció de hacer una cita con el mismo especialista sexual.

Después del examen físico, el doctor llamó a Mary y Tomás a su oficina y les dijo:

- Me temo que no hay nada que yo pueda hacer por ustedes.

- Pero doctor -reclamó Mary-, usted resolvió el...

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