Ahogado de la risa

AutorPez Globo

Para los hombres de la casa, aquí les dejamos la frase con la que siempre tendrán la última palabra: "Sí, mi amor".

Una pareja llevaba ya dos semanas de matrimonio y el marido, aunque era feliz, ya estaba que se las quemaba por salir, así que le dice a la mujer:

- Vieja ahorita vengo.

- ¿A dónde vas?

- A la cantina, a echarme una cerveza.

La mujer se lleva la mano a la cintura y le dice:

- ¿Quiere cerveza mi amoooor?

Y abre el refrigerador y le enseña 25 marcas diferentes de cervezas.

El tipo no sabe que hacer y se le ocurre decirle:

- Ah, pero en la cantina, tú sabes, mi amor, el tarro helado.

-¿Quiere tarro helado mi amoooor?-, dice ella y le saca del congelador un tarro helado, congelado, blanco, blanco, hasta temblando iba.

Al marido se le prende el foco y le revira:

-Ah, pero mi amor... en la cantina tú sabes, las maldiciones.

La mujer ya encabronada, lo mira fijamente y a grito pelado le contesta:

- ¡Pues maldiciones te doy hijo de puta, pero de la casa no sales cabrón!

Ocurre una catástrofe mundial y millones de personas mueren. En el cielo, ante la llegada de tanta gente, hay tanto el trabajo que Dios, para organizar a la gente, empieza con los hombres y les dice:

- Hagan dos filas: una para los hombres que dominaron a sus esposas y otra para los que fueron dominados por ellas.

Cuando Dios vuelve se encuentra con una fila de kilómetros que corresponde a los "dominados" y un sólo un hombre en la otra...

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