Ahogado de la risa

Dicen que tener un hermano es una bendición... pero tener un hermano gemelo puede ser en algunos casos confuso y otros muy ventajoso.

Estos eran dos hermanos gemelos que se dedicaban a la pesca; uno soltero y el otro casado. El soltero heredo de su abuelo, también pescador, la lancha en la que trabajaba y aunque la embarcación ya era vieja, era una buena herramienta para conseguir el sustento del día.

Un día gris para la familia, la esposa del hermano casado murió y como las desgracias siempre vienen acompañadas, un huracán provocó daños irreversibles en la lancha del hermano soltero y la pequeña barca terminó en el fondo del mar. Los funerales de la esposa se celebraban en una capilla del pueblo y muchos conocidos acudieron a darle el pésame al viudo, entre ellos, una viejita que conocía incluso a los ancestros de la familia, pero la veterana confundió a los hermanos y se dirige con el que perdió la lancha.

- Acabo de enterarme de la noticia, lamento los momentos que estás pasando, debe ser una pérdida terrible para ti -dice la anciana-.

- Sí, me siento destrozado, pero debo afrontar la realidad y reconocer que ya estaba muy vieja -dice el gemelo dueño de la lancha-; la rajadura de enfrente estaba tan grande que ya no la llenaba con nada y el agujero de atrás, cada vez que la usaba se le agrandaba más.

Además tenía una deformación en medio y el hedor a pescado no se le quitaba con nada. La parte de atrás estaba muy caída y las curvas de adelante casi habían desaparecido. De esto me siento muy culpable porque se la prestaba a cuatro amigos para que se...

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