Ahogado de la risa

La comida está tan cara que dan ganas de volverse caníbal, pero mejor no nos metamos en líos y disfrutemos de sus chistes

Estaban tres misioneros haciendo labores cristianas en medio de la selva africana cuando de repente un grupo de caníbales los ataca y los hace prisioneros, entonces el gran jefe caníbal Muchilanga se les acerca y les dice:

-Ustedes hombres blancos no ser bienvenidos aquí, nos los vamos a comer.

Los misioneros desesperados empiezan a rogar por sus vidas y les dicen al jefe Muchilanga que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de librar la muerte.

-Muy bien, los tres tener que traerme frutas, sólo las mejores frutas, en la cantidad que crean que sea el mejor tributo al gran jefe Muchilanga -exigió el caníbal.

Entonces, los misioneros se adentran en la selva y consiguen las frutas más maduras y frescas que encontraron, pero al regresar ante el jefe Muchilanga ya los esperaba con una enorme olla de agua hirviendo y les dijo:

-Ahora, si querer salir con vida tener que meterse las frutas que trajeron por el trasero y si hacen un sólo ruido o un pequeño gesto nosotros aventarlos a la olla.

El primer misionero, que había traído un racimo de plátanos, empieza a meterse uno de ellos entre las nalgas cuando no aguanta más y frunce el ceño.

-¡Hiciste gestos, moviste la cara! -grita Muchilanga-, ahora morir en la olla.

Entonces un caníbal lo agarra y lo tira al agua hirviendo.

El...

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