Ahogado de la risa

Si están pensando cómo gastar su primera quincena de 2016, procuren no hacerlo en reparar los pu...ñetazos que se pueden llevar si le juegan al sancho...

Un hombre malhumorado estaba sentado en un parque, con las manos vendadas y de pronto aparece por ahí un viejo amigo que se acerca a saludarlo.

-Juan, ¿cómo estás? ay carajo, pero qué fue lo que te pasó, por qué traes las manos así, ¡pues dónde carajo las metiste hombre!

-Ahh que la chingada, lo que pasa es que el otro día estaba con una mujer en la cama y llegó su marido. Rápidamente me fui para el balcón y me colgué de los barrotes pero como el infeliz sí me vio, comenzó a pisarme las manos, fue por un martillo y empezó a golpearme y luego con un cuchillo y el infeliz cornudo me dejó muy mal.

-Ahh, ahora entiendo por qué estás de tan mal humor, como lo siento- dijo su amigo muy sorprendido.

Juan lo voltea a ver y aguantando una rabieta, como los verdaderos machos, le grita:

-No, si no es por eso cabrón. Es porque a la media hora de aguantar los golpes del maldito, miré hacia abajo y me di cuenta ¡de que sólo estaba a 10 centímetros del pinche suelo!

Y como queriendo no ser más un cornudo, el marido de la mujer en cuestión decidió un día volver a su casa más temprano para comprobar si su esposa lo seguía engañando.

Al llegar, encontró unos pantalones de hombre y al seguir su camino rumbo a la habitación halló una blusa de mujer.

-¡La maldita lo volvió a hacer!, -pensó enfurecido- ahora sí no se la acaban esos desgraciados.

Al entrar al cuarto observó las sábanas moverse como si dos conejos anduvieran brincando con desesperación (y no nieguen que...

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