Ahogado de la risa

Para aquellos que en lugar de ir al doctor, van al veterinario porque comen como cerdos, duermen como leones y trabajan como burros, les dejamos estos chistes:

Un médico se sienta en uno de los sillones de su consultorio después de hacer el amor con una paciente, mientras analiza su comportamiento:

-¡Pero cómo pude hacer eso! ¡Que vergüenza! He perdido toda la ética profesional...

Después de un rato de estar culpándose, observa que sobre su hombro derecho aparece un diablillo, quien le dice:

-Tranquilo güey. Sólo escúchame, no es para tanto. ¿Sabes la cantidad de médicos que tienen sexo con sus pacientes? ¿Qué te crees, que eres el único? Es lo más natural del mundo. Ya aliviánate, bróder.

El médico dice convencido:

-Tienes razón, yo no secuestré, ni maté a nadie. Además, una canita al aire no le hace daño a nadie.

Al terminar de decir eso, en su otro hombro aparece un angelito que le replica al oído:

-A ver cabrón, para empezar, eres veterinario...

Luego de intentar varias veces que sus puercas quedarán embarazadas, un granjero le pide asesoría a un veterinario, quien le habla sobre la inseminación artificial.

El hombre, debido a su ignorancia, le sigue la corriente sin haber entendido una palabra y acepta probar el tratamiento.

Además pregunta cómo sabrá cuando estén embarazadas las puercas, y el veterinario le dice que en el momento en que las puercas se la pasen echadas en el pasto

Pero el granjero decide que en vez de utilizar las manos para inseminar a las puercas es mejor hacerlo por su propia mano, así que ese mismo día sube las puercas a su camión, las lleva al bosque, tiene sexo con...

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