Ahogado de la risa

Para aquellos que en Dios confían y en sus compadres creen, les dejamos estos chistes:

Después de jugar futbol cada domingo y de beberse un par de caguamas todavía con el uniforme puesto, dos compadres siempre se preguntaban si cuando se murieran y se fueran al otro mundo, podrían seguirse frecuentando.

Al poco tiempo de la última plática caguamera, uno de ellos fallece de un paro cardiaco.

De la depresión y la tristeza, el otro deja de jugar futbol y hasta abstemio se vuelve, hasta que un día, entre sueños vuelve a ver a su compadre.

-No se me agüite, compadre. Viera que aquí en el otro mundo se la pasa uno bien a gusto- le dice el difunto.

-¿En serio, compadre? Yo que pensaba que estaría sufriendo- comenta el otro.

-Para nada, compadre. No había podido darme una escapadita para visitarlo porque aquí es pura fiesta, pero, bueno, usted no se preocupe, que pronto nos volveremos a ver.

-Oiga, compadre. ¿Y allá también se juega futbol?

-Pues todavía no sé, pero déjeme investigar y en cuanto sepa yo le aviso.

Al otro día el hombre recupera el ánimo y, del puro gusto, agarra el trago y no deja descansar su hígado durante una semana enterita, hasta que, en medio de la cruda, su compadre se le vuelve a aparecer.

-¡Qué pues, compadre! Ya ni la amuela, vea nomás la carita que trae, lo peor es que ni siquiera invitó- lo molesta el finado.

-¡Ah, chinga, compadre! Antes porque nos veíamos, pero ahora ni modo de pedirle permiso- se justifica el otro mientras se espabila.

-No se encabrone, compadre, si yo nomás venía a saludarlo y a darle una noticia.

-Pues...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR