Ahogado de la risa

Qué importa envejecer sin dignidad, si uno puede darle vuelo a la hilacha. Por eso, hoy los chistes están dedicados a los cumpleañeros.

Un caballero decide regalarle a su mujer para su cumpleaños un brasier muy sensual. Entra en una tienda de ropa íntima, le explica lo que está buscando a la empleada y ésta le pregunta:

-¿De qué color lo quiere?

El hombre elige rojo con encaje. Sólo necesita decidir la talla de la prenda, pero el señor no la conoce. La empleada, para ayudarle, trata de ponerle algunos ejemplos fáciles de comprender:

-Usted conoce a su esposa muy bien, es cuestión de que recuerde. ¿Sus pechos son como un par de melones?

-No, no son tan grandes -responde él.

-¿Se asemejan a unas toronjas?

-Creo que tampoco.

-¿Tal vez como un buen par de naranjas?

-No...

-Mire, piénselo durante un momento y luego trate de ponerme un ejemplo de algo a lo que se parezcan, para que pueda hacerme una idea de la talla que necesita.

Después de cinco minutos la vendedora regresa y el señor por fin tiene una respuesta:

-Ya tengo la talla. Más o menos lo de un par de ciruelas pasa...

.......

En el cumpleaños número 100 del abuelo estábamos toda la familia reunida cantándole Las Mañanitas, cuando de improviso el anciano, muy viejecito, se inclinó hacia un lado de forma que parecía que se iba a caer de la silla y todos gritamos:

-¡El abuelo! ¡El abuelo! ¡Cuidado con el abuelo!

Y entre todos lo sujetamos y lo colocamos en posición vertical.

Al cabo de un rato se repitió la situación:

-¡El abuelo! ¡El abuelo! ¡Cuidado con el abuelo!

Y así varias veces. Finalmente el abuelo balbuceó:

-¡¿Pero es que ni siquiera el día de mi cumpleaños me van a dejar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR