Ahogado de la risa

Para aquellos que creen que el mejor amigo del hombre no es el perro, sino el trago, les dejamos estos chistes para abrirles el apetito o, de lo contrario, aliviar más rápido la cruda.

Llega un borracho al consultorio médico. El doctor, preocupado, trata de demostrarle que tomar licor es malo y le pone un ejemplo con una lombriz.

Primero, la mete y la saca varias veces seguidas en un vaso con agua y no pasa nada; luego hace lo mismo, pero con un vaso con vino y el animal se retuerce hasta morir en pocos segundos.

Entonces, le dice a su paciente:

- ¿Ya ve lo que le pasa a los que beben mucho?

El bebedor, con cara de arrepentimiento, le contesta:

-Sí, mi doc, pero qué suerte, ¡nunca tendremos lombrices!

Un borrachín entra a un bar desconocido. Al entrar le dice al mesero:

-Deme tres botellas de ron añejo: una para mí, una para usted y otra para todos los demás. Yo invito.

El camarero sirve las botellas y, después de vaciarlas, corre a cobrarle la cuenta al borracho.

El hombre, ya bebido, contesta:

-Híjole, hoy no traigo dinero.

El mesero lo saca a trancazos.

Al día siguiente, el señor vuelve al lugar, ordena lo mismo, se emborracha y, de nuevo, lo retiran a golpes.

Al tercer día el borracho insiste en ir a la cantina y pide:

-Déme dos botellas: una para mí y otra para todos los demás.

El camarero, molesto, le pregunta:

-¿Y a mí por qué no?

El hombre, aún sobrio, le refiere:

-Porque cuando toma, usted se pone muy violento.

Un briago estaba quedándose dormido en la barra de su bar de cabecera, cuando el mesero decide correrlo porque es hora de cerrar.

El hombre se levanta de la silla y, tambaleante, termina en el suelo y sale a gatas del lugar. Ya afuera, sosteniéndose de las paredes, camina por un callejón, pero...

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