Ahogado de la Risa

Un joven, guapo, con un cuerpazo digno de dios mitológico (como el tipo que vi en el espejo en la mañana), acababa de terminar sus estudios y estaba desempleado (debió haber sido en otro país), total, no tenía ni un solo ingreso pero debía pagara renta, agua, luz y comida.

Después de meditarlo largo rato, decide prostituirse. Para tal efecto coloca un cártel en la puerta de su casa que decía...

CAMA: $100.00

CATRE: $50.00

SUELO: $25.00

Una viejita pasa por el lugar y se queda mirando muy atentamente el letrero. Se va a su casa, rompe el cochinito, cuenta su dinero y regresa con el flamante prostituto.

Al ver al joven, le extiende las monedas que lleva en la mano.

El muchacho detenidamente la observa y cuenta el dinero: Eran 100 pesos.

- ¡Viejita picarona!- le dice el joven- quiere hacerlo en la cama.

- No mijito- responde la anciana- ¡Quiero cuatro veces en el suelo!

La muchacha que ayuda a la señora de la casa se dispone a arreglar la cama de los patrones, cuando descubre en medio de las sábanas un condón usado.

Espantada corre con la señora a informar el hallazgo...

- ¡Siñora, siñora! ¡venga a ver lo'qui'ncontré!

La señora, un poco asustada, la acompaña y tras reconocer el objeto, le dice...

- ¡Ay María, qué ignorante eres! ¿qué? ¿en tu pueblo no hacen el amor?

- Pus sí señora... ¡pero no hasta despellejarnos!

Y Míster Valdés nos envía estos otros...

- ¿En qué se parece la mujer a una lámina...

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