Ahogado de la Risa

Llega un campesino a visitar al ginecólogo del pueblo, que ya llevaba varios años atendiendo en la localidad.

- Oiga, doitor, tengo una duda.

- Dime Cresencio...

- Es que el más pequeño de mis huaches, el Santiaguito, no es prietito como sus carnales, sino güerito, como usté.

El ginecólogo comienza a sudar.

- Eeeeh... Cresencio, ¿eso te preocupa?, sólo es un problema de genética.

-¿De genética?

- Ven Cresencio, asómate por la ventana. ¿Ves ese rebaño de corderos? Todas las ovejas son blancas, pero sólo una de ellas es negra. Y no importa, así es la genética.

Ahora el campesino suda.

- Doitor, hagamos un trato, usted no dice nada del borrego y yo no digo nada de la genética.

Y lo que más risa da es que lo mandó una mujer...

Raúl decidió proponerle matrimonio a su novia Juanita. Pero antes de que ella aceptara, ella pensó que sería prudente confesarle que debido a una enfermedad de infancia, sus senos no desarrollaron normalmente y se quedaron de un tamaño equivalente a una niña de doce años.

Al confesarle su secreto a Raúl, éste le aseguro que no se preocupara, que el amor que él sentía por ella estaba por encima de su pequeño percance.

Ya que estaban en plena confesión, él pensó que también sería propicio contarle su secreto. La miró a los ojos y le dijo: "Mi amor, tengo que decirte que tengo el pene del tamaño de un recién nacido. Espero que eso no constituya un problema". Ella le contestó que el tamaño no sería un problema, porque lo amaba tanto que buscaría la manera de solucionar tan...

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