Ahogado de la risa

Un empresario vuelve de su oficina en la tarde y -en medio de un gran aguacero- ve a una bella mujer en la parada de autobuses, por lo que detiene su automóvil :

- Llueve a cántaros.... ¿la llevo ?

- Ah, bueno, gracias-, responde ella mientras se sube al auto.

Llegando al edificio donde ella vive, lo invita a entrar:

- No quiere usted tomarse un cafecito, un whisky, alguna cosita que le invite, con este frío?

- No, gracias... debo llegar temprano a casa.

- Pero... ha sido usted tan gentil... suba aunque sea sólo un rato.

Él sube ante la petición de la damita. Cuando entran, ella le sirve un buen coñac y luego va a su dormitorio, del que retorna arreglada y perfumada, dejando entrever un cuerpo bellísimo bajo una sugestiva bata.

Entonces beben algunos tragos, oyen música, charlan, ríen, entran en confianza, y, como suele ocurrir en estos casos, se van a la cama, hacen sexo con especial entrega, y luego dormitan.

A las 6 de la mañana del día siguiente, él despierta preocupadísimo y exclama:

- ¡Puta, que bruto,... me quedé dormido! ¿ Ahora qué hago ?

Entonces como debe hacerse en estos casos, se calma, medita, toma el teléfono, marca el número de su casa y tan pronto le responde su esposa, grita:

- ¡Marcela, no pagues el rescate... he logrado escapar!

····

Edgar quería desesperadamente tener sexo con Rebeca, un chica de su oficina realmente guapa... pero ella estaba saliendo con alguien más.

Un día Edgar se sentía tan frustrado que fue hacia ella y le dijo:

- Te doy 5 mil pesos si me dejas hacerte el amor.

Rebeca dijo que no; entonces Edgar le propone:

- Lo haré súper rápido. Te aventaré el dinero al piso, tú te agachas y en cuanto lo recoja te prometo haber terminado.

Ella lo piensa por un momento y le dice que lo consultará con su novio...

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