Ahogado de la risa

Este es un caso real.

es una historia que debe ser contada, de noche, en medio del bosque, a la

luz de una fogata.

Sucedió hace dos meses, y es el relato fiel del protagonista de la historia.

Los hechos inician en la madrugada del 22 de noviembre del año pasado,

en San Vicente Banderillas, San Luis Potosí, México...

Un tipo estaba parado a la orilla de la carretera en medio de una tenebrosa

obscuridad con la esperanza de que algún conductor le diera un

aventón. A pesar de que varios carros habían pasado ya, ninguno se había

detenido. Para mala suerte del caminante, una tormenta inició.

Tan fuerte era la lluvia que apenas y se podía ver.

Ya no pasaban automóviles.

De pronto, un trueno iluminó la noche y a lo lejos se vieron los faros de

un automóvil que avanzaba lentamente por la carretera. El caminante

decidió que era su última oportunidad, así es que, cuando el coche pasó a

su lado, corrió, abrió la puerta del copiloto, se metió y cerró.

Cuando iba a agradecer el aventón al conductor, el caminante se dio

cuenta de que... no había nadie al volante.

El tipo no sabía qué pensar, los nervios le impedían moverse. Con pánico

observó que se acercaban a una pronunciada curva y, cuando el caminante

ya se había hecho a la idea de que caería al precipicio, una mano

tenebrosa se metió por la ventana del chofer y movió el volante firme y

lentamente a fin de tomar la curva sin problemas.

Paralizado del terror y sin aliento, el caminante se aferró con todas su

fuerzas al asiento; inmóvil e impotente veía cómo la aterradora escena se

repetía en cada curva del tenebroso y horrible camino.

Finalmente, sacando fuerzas de quién sabe dónde, el caminante abre la

puerta, se baja del vehículo y corre como loco hasta...

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