Ahogado de la risa

AutorPez Globo

Un consejero matrimonial nos envió algunos de los casos que le escriben, y que han sido motivo de procesos de divorcio:

Me jubilé y fui a recibir la Carta de Jubilación. La mujer que me atendió solicitó mi identificación para verificar mi edad, la cual había dejado olvidado en casa.

La funcionaria, compadeciéndose, me dijo:

- Desabotónese la camisa.

Así lo hice, dejando expuestos mis cabellos pectorales, crespos y plateados.

Ella me dijo:

- Eso es prueba suficiente para mí-, y procesó mi jubilación.

Cuando llegué a casa, le conté a mi mujer, entusiasmado lo que me ocurrió. Ella me dijo:

- ¡Vaya! ¿y por qué no te bajaste los pantalones? ¡Pudiste haber conseguido una invalidez permanente!

····

Mi mujer y yo estábamos sentados en la mesa de un boliche; yo me estaba fijando en una chica borracha que estaba sola en una mesa próxima y que balanceaba su copa.

Mi mujer preguntó:

- ¿La conoces?.

- Sí-, dije yo. -Ella es una antigua novia mía. Sé que empezó a beber después de separarnos, hace ya bastantes años y, por lo que sé, nunca más ha vuelto a estar sobria.

- ¡Dios mío!- dijo mi mujer, -nunca pensé que alguien pudiese celebrar algo durante tanto tiempo.

····

Mi esposa estaba desnuda mirándose en el espejo de la habitación; no estaba feliz con lo que veía y me comentó:

- ¡Me siento horrible; me veo vieja, gorda y fea! Mi amor, realmente necesito un elogio...

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