Aguas con el agua

AutorMonique Zepeda

A veces, un poquito de miedo no es malo: nos permite cuidarnos y protegernos. Tenerle miedo al agua, cuando no sabemos nadar, es lo más prudente que hay.

El mar, los ríos, las lagunas y las albercas son algo delicioso, pero hay que tener la seguridad de que podemos nadar bien. Si sientes que todavía te falta algo de seguridad, toma unas clases de natación, y verás cómo puedes disfrutar del agua.

Sin embargo, puede ocurrir que sí sepamos nadar bastante bien, y de pronto se aparezca el miedo al agua. Nos imaginamos cosas, quizás lo profundo del mar esconda algo, quizás el agua verde de la laguna tenga alguna sorpresa, quizás esa piedra sea otra cosa, quizás las algas que sentimos nos confundan...

La imaginación es muy poderosa y el miedo nunca es simple. Puede pasarnos que recordemos escenas aterradoras de películas, alguna historia que nos contaron, y nuestra mente construya el resto provocándonos un gran miedo. Algunos imaginan ser mordidos por algún bicho de gran tamaño, otros que los jalan hacia abajo, otros más... quién sabe cuánta cosa.

Puede ocurrir que estemos inquietos por alguna otra cosa, algo que no tiene que ver con el agua, algo que nos preocupe en nuestra realidad. De pronto, el agua parece ser un lugar o una imagen en la que podemos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR