La agridulce vida de los bomberos

(22, Tercer presupuesto. MATERIAL EXCLUSIVO PARA MEDIOS IMPRESOS. QUEDA PROHIBIDA SU PUBLICACIÓN EN INTERNET)MÉXICO, D.F., agosto 22 (EL UNIVERSAL).- Bomberos de cuatro entidades narran algunos testimonios surgidos en la faena diaria. Hay quienes reciben agradecimientos, pero también ofensas por “no llegar a tiempo”; otros, enfrentan traumas emocionales por lidiar con la muerte, y unos más, enfermedades crónicas.

JaliscoAdquiere EPOC; le niegan pensiónDurante 25 años, Javier Villarroel Ríos se dedicó a apagar incendios; ahora ya no puede trabajar y ha tenido que ingresar en varias ocasiones al hospital por una afección pulmonar crónica, derivada de su oficio.

Con tristeza comenta que al sistema de salud del país le preocupa el rápido avance de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), por la cantidad de fumadores que pueden padecerla sin saberlo, pero no se reconoce como una enfermedad de trabajo para los bomberos.

La enfermedad es incurable debido a que el daño pulmonar es permanente, lo único que hacen los servicios de salud es detener la dolencia y elevar la calidad de vida de los pacientes.

Hoy, este experimentado bombero lucha para que el ayuntamiento de Guadalajara lo jubile con una pensión completa ya que está postrado por causas laborales; sin embargo, la administración tapatía argumenta que se trata de un asunto de “invalidez” y por ello sólo está dispuesta a pagar 75% de la pensión.

“Dicen que si me cuido bien puedo durar cinco años más; son los mismos cinco años que necesito para jubilarme, pero después de servir a la comunidad tanto tiempo, lo único que quiero es pasar mis últimos años de vida en casa, con mis hijos”, dice el hombre de 44 años.

Comenzó muy joven en la corporación por la que —literalmente— ha dado la vida y recuerda que antes los bomberos “peleaban” contra todo sin ninguna protección.

“Empezaron a darnos trajes especiales hace unos 12 años, antes tenías que meterte así a lo pelón a los incendios o a bucear en el agua sucia, con riesgo de enfermedad o muerte; a mí lo que me pasó por andar respirando tanto humo es que se me fregaron los pulmones, nomás eso, y ahora no puedo trabajar porque me fatigo”, dice con amargura, al hablar de lo que implica el trabajo del bombero.

El 22 de abril de 1992 una serie de explosiones cimbró a la capital de Jalisco y 8 kilómetros de calle quedaron totalmente destruidos; Villarroel tenía pocos años de bombero y estaba de vacaciones, pero en cuanto supo lo que había ocurrido...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR