Agosto todavía relampaguea

Fecha de publicación14 Agosto 2023
Jorge Ibarguengoita. Foto EE: Especial
Jorge Ibarguengoita. Foto EE: Especial

Por Cecilia Kühne

La primera novela que escribió Ibargüengoitia y que tituló “Los relámpagos de agosto” –escribió su editor Joaquín Mortiz–, está basada en hechos reales y conocidos, aunque los personajes son imaginarios. Es el reverso humorístico de la novela de la Revolución, fue ganadora del Premio de las Américas en 1964 y presentada como las memorias de un general caído en desgracia, donde se muestra otra cara de la historia mexicana, esta vez, la de los políticos y generales. Mas déjeme agregar, lector querido, que esa cara se parece cada vez más a la historia presencial, pero nos pone de mejor humor. Cheque usted mismo leyendo la página inicial:

“Manejo la espada con más destreza que la pluma, lo sé; lo reconozco. Nunca me hubiera atrevido a escribir estas Memorias si no fuera porque he sido vilipendiado, vituperado y condenado al ostracismo, y menos a intitularlas "Los relámpagos de agosto" (título que me parece verdaderamente soez). El único responsable del libro y del título es Jorge Ibargüengoitia, un individuo que se dice escritor mexicano. Sirva, sin embargo, el cartapacio que esto prologa, para deshacer algunos malentendidos, confundir a algunos calumniadores, y poner los puntos sobre las íes sobre lo que piensan de mí los que hayan leído las “Memorias” del Gordo Artajo, las declaraciones que hizo al Heraldo de Nuevo León el malagradecido de Germán Trenza, y, sobre todo, la nefasta leyenda que acerca de la Revolución del 29 tejió, con lo que se dice ahora muy mala leche, el desgraciado de Vidal Sánchez.”

La trama avanza relatando los hechos de cuando la administración del presidente Vidal Sánchez llega a su fin y el general José Guadalupe Arroyo –narrador y protagonista de la novela– saborea ya las mieles del poder al haber sido nombrado secretario particular del presidente electo, el general Marcos González, que ha muerto súbitamente de apoplejía. A partir de tal momento comienzan enfrentamientos, alianzas, traiciones y conspiraciones. Los buenos, los malos, los más malos, los astutos y los torpes, todos enfermos de ambición, aparecen en “Los relámpagos de agosto” haciendo gala de una muy divertida incompetencia. Al final –explica la Enciclopedia de la Literatura en México –.”la camarilla de Arroyo termina por sublevarse y dirigir una de las campañas militares más patéticas de la historia mexicana, una campaña en la que, para resumir, todo lo que podía salir mal, sale...

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