Agoniza un Siqueiros

AutorFrancisco Morales V.

LOS ÁNGELES.- Azotado por el sol, la lluvia y el olvido, un monumento artístico del pueblo mexicano por denominación oficial se esconde detrás de una plasta de pintura grumosa que se cae a pedazos.

Se trata de un mural al cual sólo se puede acceder tras colocar una escalera de latón para trepar hasta la azotea de una iglesia coreana en Los Ángeles. Allá arriba, los rascacielos del centro no se miran tan lejanos.

"Es un patrimonio de los mexicanos de ambos lados de la frontera, define Armando Vázquez Ramos, "El Profe. Lleva subiendo a esa azotea desde 2005, cuando algunos colegas de la comunidad chicana de California hicieron público un descubrimiento que podría considerarse como arqueológico.

Invisible, el mural Mitin obrero, de David Alfaro Siqueiros, se ha resistido a la desaparición durante ocho décadas, aún con todo en su contra. La inmediata censura que sufrió por su contenido sindical y multirracial lo encadenó al anonimato desde 1932.

"Es muy significativo en múltiples niveles: intelectual, del espíritu e histórico, dice el fotógrafo Luis Garza, cambiando de inglés a español cuando habla desde el corazón. "Es muy importante que esta obra, uno de sus primeros esfuerzos, sea reconocida, preservada, porque merece la atención que no ha recibido.

Garza, ex fotógrafo del mítico diario La Raza y activista chicano, pertenece al grupo de estudiosos del arte, junto con Dave Tourjé y José Luis Sedano, que se negaron a aceptar, como dictaba la versión oficial, que Mitin obrero había sido destruido.

El mural, primero de tres que Siqueiros pintó en Los Ángeles ese año, fue originalmente comisionado por la Escuela de Artes Chouinard, censurado con pintura poco después de ser develado y erradicado del mapa cuando la institución académica cerró sus puertas.

A pocas calles del Parque MacArthur, el viejo edificio art decó de Chouinard persiste de alguna manera en lo que ahora es la Iglesia Onnuri de Los Ángeles. El desdén, sin embargo, se hace mayor por la proximidad, de cinco cuadras, que guarda el inmueble con el Consulado General de México en esta ciudad.

A partir de las modificaciones realizadas al edificio original, el mural terminó dividido en dos plantas por un techo que no estaba ahí originalmente. En la parte de abajo, donde se acondicionó una cocina, la obra tiene un mejor estado de conservación.

Arriba, en lo que quedó convertido en la azotea, su deterioro es notorio. En las calas, donde antes se veían rojos y azules vivaces, ahora sólo se...

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