Agobia al Ahogado la desesperanza

AutorJulio Ascencio

Ultima de Tres Partes

Desesperanza, melancolía y rabia son sentimientos que se mezclan con el hedor, la insalubridad y la pobreza en la que desde hace años viven los habitantes de Las Pintas y La Huizachera.

La resignación fue palpada por el reportero de MURAL que vivió en este lugar por una semana.

Durante ese tiempo evidenció las pocas esperanzas que la gente tiene sobre el combate a la delincuencia y a la solución de la escasez de los servicios básicos.

Ante los ojos del periodista, los niños siguen jugando con sus mascotas, que dicho sea de paso están cubiertos de sarna y roña, sus mamás padecen enfermedades en la piel, andan descalzas y ,de acuerdo a su propio testimonio, se bañan sólo una vez por semana.

"No tenemos nada que ofrecerles a nuestros hijos, estamos bien pobres y desesperados y los regidores no nos ayudan", comentó Lourdes Campos, quien compró tres pesos de jamaica para preparar agua fresca a sus hijos.

Ante una botella de tequila o una "caguama", los hombres hablan sobre política mientras se sirven el trago.

Entre la cortina de humo, formada por neblina, tolvaneras y contaminación de las ladrilleras, los vecinos se sienten abandonados por autoridades de El Salto y Tlaquepaque.

En Las Pintas se suda el coraje y la rabia contra aquellos a los que ni siquiera conocen, sus gobernantes, pero sin quitarle la mirada a lo que conocen plenamente, a inspectores municipales que acuden por su cuota semanal.

"Ni los conozco, ni me interesa conocerlos, sólo quieren dinero y no se ocupan en ayudar", remató uno de los empleados de las ladrilleras ubicadas en La Huizachera.

El sueño de ver las calles con drenaje y empedradas es un avance comunitario que muchos no verán, ya que los delegados de cada una de las colonias siempre arreglan sólo su calle.

El alumbrado público y algún modulo de seguridad están tan distantes de la realidad, que los vecinos dicen no estar dispuestos a cooperar de nuevo y "tirar" su dinero en la bolsa de los funcionarios.

"Piden dinero y nos dicen que no vamos a tener los servicios hasta que no pongamos una parte, pero es que no toman en cuenta que nos estamos muriendo de hambre", dijo don Angel Preciado, quien vive en Las Pintas desde hace 25 años.

Jugar en una cancha de futbol con...

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