Agenda Ciudadana/ ¿Por qué?

AutorLorenzo Meyer

La pregunta de fondo

Para resolver con éxito un problema lo primero que debe hacerse es definirlo y luego proceder a identificar su causa primera, su raíz, sólo así se puede intentar la solución de fondo, la de largo plazo. La destrucción de al-Qaeda -la organización islámica extremista formada por Osama bin Laden- o del gobierno de los Talibán en Afganistán podrá parecer justa e indispensable a muchos pero no soluciona el complejo problema de orden internacional del que los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos no son más que un síndrome, el último y dramático episodio de una sangrienta historia donde los escenarios han sido lo mismo Nueva York que Moscú, Jerusalén, el Golfo de Adén o Buenos Aires.

La gran potencia global, Estados Unidos, ha definido como objetivo inmediato el dar respuesta decisiva al reto que le lanzaron el puñado de suicidas que llevaron a cabo los increíbles ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Esa lucha de Estados Unidos ha tenido que ser asumida como propia -por convicción, conveniencia o una mezcla de ambos- por el resto del sistema internacional. En principio, y aunque el organizador de los devastadores atentados aún no está plenamente identificado, el objetivo norteamericano es castigar a quienes organizaron y apoyaron al grupo suicida, a la vez que reorganizar los sistemas de seguridad para evitar la repetición de hechos similares. Sin embargo, para conseguir realmente este último y muy legítimo propósito, lo más importante no es el castigar sino identificar y actuar sobre las causas o motivos que llevaron a un grupo de gente joven procedente de varios países marginales a sacrificarse con tal de lograr un objetivo aterrador: el asesinato masivo e indiscriminado de miles de personas para castigar los agravios reales o supuestos cometidos por Estados Unidos -el "Gran Satán", según el difunto ayatola Jomeini- contra el Islam. Si no se va más allá del castigo y se confronta la racionalidad de acciones tan brutales, entonces no se podrá imaginar y poner en marcha la solución de fondo de un problema que afecta a la comunidad global.

Para identificar los factores inmediatos que hoy están condicionando de manera extraordinaria la política exterior de Estados Unidos y por tanto de muchos otros Estados y actores del sistema internacional, basta con fijar la vista en la posición y las acciones de la gran potencia mundial. Sin embargo, para entender los factores que han llevado a esa potencia y a otros países a iniciar una gran ofensiva contra las...

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