Agenda Ciudadana/ Tres modelos de Presidencia y de Presidente

AutorLorenzo Meyer

Sobre la institución

La Presidencia como la forma institucional de la autoridad central tiene ya entre nosotros 176 años, pero la Presidencia como una institución democrática es algo que apenas vamos a conocer, y eso si tenemos suerte.

Antes de las últimas elecciones presidenciales, la única vez que se intentó iniciar seriamente la construcción de un Poder Ejecutivo de corte democrático en México fue durante el breve Gobierno de Francisco I. Madero (1911-1913). El singular esfuerzo apenas si pudo sostenerse por 15 meses antes de venirse por tierra arrastrando consigo no sólo al Presidente, sino al País entero.

En efecto, el maderismo desembocó en una feroz guerra civil que, al concluir, había borrado la ilusión y la voluntad de la nueva clase política para encausar la vida pública por el camino de la democracia. Los revolucionarios triunfantes decidieron navegar apegándose más a la costa de la vieja tradición colonial y decimonónica que aventurarse a la búsqueda de un nuevo camino.

Como resultado de las elecciones presidenciales del 2000, México se dio a sí mismo la posibilidad de modificar la naturaleza de su insatisfactorio desarrollo político. Sin embargo, lo anterior es apenas una posibilidad que, sin duda, va a enfrentar muchos obstáculos, desde las inercias hasta la enorme fuerza de los grupos de derecha que ya rodean al Presidente electo y que no se distinguen por su naturaleza democrática: la Iglesia católica o los grandes empresarios.

En cualquier caso, una manera de comprender mejor la naturaleza del problema y las posibilidades que se abren para el desarrollo político mexicano por la vía de su nueva Presidencia es hacer un recorrido por la historia de esa institución.

La naturaleza (en teoría) de la Presidencia

La alternativa a la Presidencia y al presidencialismo es el parlamentarismo (una variante es el semiparlamentarismo, como en Francia). El ejemplo más acabado de sistema parlamentario es el británico. Ahí, el Parlamento -que es el depositario de la soberanía popular- es la incubadora de la que nace el "primus inter pares", el Primer Ministro (PM). Este es el Jefe del Gobierno aunque no del Estado, pues ese papel simbólico lo juega el Monarca.

En el sistema en cuestión, el Jefe del Poder Ejecutivo es siempre criatura del Legislativo -verdadero corazón del sistema político-, pues el PM es seleccionado de entre los miembros de ese cuerpo por sus pares. Desde el principio, la suerte de ese Ejecutivo está ligada al grupo de...

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