Agenda Ciudadana / ¿Resistencia civil?

AutorLorenzo Meyer

El tema

Una forma de aproximarse a la actual coyuntura mexicana es verla simplemente como una lucha de líderes e intereses de la clase política. Desde luego que hay materia para tal interpretación. Sin embargo, otro posible nivel explicativo, de más fondo, es intentar comprender el problema como resultado de una gran, enorme, falla de líderes e instituciones que viene de tiempo atrás.

Posiblemente el momento electoral del 2006 exigía un estándar de conducta muy alto a instituciones aún endebles en su armazón y raigambre democráticas; instituciones todavía empapadas de vicios del viejo régimen autoritario y corporativo, como son Presidencia de la República, Procuraduría General, partidos, sindicatos, organizaciones patronales, Instituto Federal Electoral, (¿Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación [Trife]?), medios masivos de comunicación y otras.

El actual movimiento de resistencia civil en México, quizá apenas en su etapa inicial, es resultado, entre otras cosas, de un mal procesamiento de las tensiones que resultaron del choque electoral, muy abierto y directo de intereses ideológicos y de clase. Encima, una vez que la unidad artificial del autoritarismo priista se desmoronara, empezó a brotar un pluralismo genuino pero cuya naturaleza es áspera, reflejo fiel de la brutal y premoderna estructura social mexicana. En fin, que la dureza de la realidad social en un ambiente políticamente más libre y democrático, desembocó en la imposibilidad de que las instituciones -y sus dirigentes- que intervinieron en la última elección presidencial, encauzaran de manera prudente, inteligente y honesta, un choque de intereses severo pero enteramente previsible.

Resistencia o desobediencia civil

En términos históricos, la resistencia civil siempre y en todas partes ha sido un esfuerzo cuesta arriba de una parte minoritaria pero activa, por introducir modificaciones en la naturaleza del proceso político que no habían podido hacerse dentro del marco institucional. La energía de los desobedientes ha provenido de un sentimiento de agravio que es interpretado en términos políticos pero, sobre todo, morales. En realidad, la naturaleza de este tipo de movimientos se ha centrado menos en resistir y más en tomar la iniciativa y llevar a cabo acciones que buscan, directa o indirectamente, modificar un estado de cosas que los agraviados consideran injusto pero no sus oponentes.

Nuestra actual coyuntura política obliga a todos los observadores a usar a...

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