Agenda Ciudadana / ¿Qué hacer con las críticas del EZLN?

AutorLorenzo Meyer

Alternativas

¿Qué hacer con los argumentos que acaba de presentar el EZLN en sus últimos comunicados? Una posibilidad es desecharlos y otra es incorporarlos al debate.

En México, el pasado, como señalara el clásico, nunca pasa, pues ni siquiera es pasado. Desde hace tiempo, una parte de la clase política y de la opinión pública quiso suponer al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) como algo que correspondía al pasado. Sin embargo, el EZLN, aunque cercado, con problemas internos y en proceso de cambio, sigue presente, aunque menos como ejército y más como fuerza ideológica.

El pasado día 20 la prensa nacional publicó un comunicado del subcomandante Marcos; luego, en ráfaga, le siguieron otros cuatro y siguen llegando más que anuncian un cambio histórico que el EZLN acaba de decidir. Del conjunto, esta columna quiere ocuparse del primero, el preámbulo a la VI Declaración de la Selva Lacandona. Dicho comunicado ofrece importantes elementos para una discusión, pues ahí el vocero histórico del EZLN brinda, en su peculiar y provocador estilo, un análisis de lo que él llama la imposible geometría del poder en México.

La respuesta más tentadora para las fuerzas políticas a la pregunta sobre qué hacer con el discurso provocador del EZLN en torno a la naturaleza de la actual coyuntura mexicana, es la que algunos ya han dado: nada, ignorarlo. Desde esta óptica, se trataría simplemente de continuar lo que han venido haciendo el gobierno federal y el Congreso después de la "marcha zapatista" a la Ciudad de México en el 2001: oírlo para, acto seguido, negarle lo que demandaba: que la legislación que el Congreso promulgara en torno a la problemática de las comunidades indígenas, incorporara el espíritu de los acuerdos de San Andrés, es decir, cierto grado de autonomía dentro de la nación mexicana.

Para muchos -y no sólo desde las posiciones de la derecha o desde las diferentes ciudadelas de las élites del poder, sino también desde el centro y la izquierda-, un movimiento tan marginal y radical como el EZLN no merece mayor atención. En 1935 Stalin comentó con desdén "¡El Papa! ¿Cuántas divisiones tiene?", implicando que carecía de sentido hacer concesiones a los católicos en la URSS. Un comentario equivalente -¿cuántas divisiones tiene el EZLN?- pueden hacer hoy los que buscan que la agenda del debate político mexicano la elaboren sólo los poderosos, es decir, la partidocracia y los poderes fácticos, sin preocuparse de actores menores. Sin embargo, guste o no (a mí, no), al final un Papa que sólo tenía a la pequeña Guardia...

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