AGENDA CIUDADANA / 'Serenar a la República'

AutorLorenzo Meyer

·El proyecto

Varias veces ha declarado el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que, en caso de triunfar en julio próximo, uno de sus objetivos inmediatos será "serenar a la República". Serenar no es otra cosa que apaciguar, sosegar o moderar. Es posible que a más de uno le parezca que proponer al sosiego como meta urgente de un movimiento de izquierda no es la mejor decisión, pues el discurso progresista debería llamar no a la calma sino a lo opuesto: a la acción inmediata, al cambio a fondo del status quo. Ya se ha perdido un tiempo histórico casi irrecuperable para poner a México a tono con las demandas y exigencias sociales y económicas de la época. Sin embargo, hay razones para suponer que "serenar" la discusión sobre lo público en México es condición necesaria para poder desbloquear sin crisis ni violencia el camino hacia un país menos injusto y más viable.

·De la revolución a la evolución

Hasta no hace mucho, los objetivos de las izquierdas no incluían apaciguar la cosa pública. Históricamente la izquierda se identificó, y con razón, con la agitación política y la vía revolucionaria para alcanzar el poder. Se suponía que, una vez logrado éste, el proyecto requería destruir lo que quedara del adversario, centralizar el poder sin compartirlo, rehacer las instituciones, transformar el sistema productivo, modificar radicalmente la estructura social y hacer de las clases trabajadoras la base del régimen. En fin, nada de serenar y sí acelerar la confrontación para poder hacer realidad las transformaciones de fondo.

Es verdad que para finales del siglo pasado un buen número de partidos y movimientos de izquierda, incluidos muchos mexicanos, ya habían decidido renunciar a la vía armada en favor de canalizar su energía por la vía electoral, pacífica, democrática, lo que implicó aceptar que al adversario político no se le destruye y que la alternancia en el poder es la regla del juego. Ahora bien, la política se siguió concibiendo básicamente como choque: de personalidades, grupos, intereses, regiones y clases. La nueva visión desechaba la violencia pero no al punto de concebir a la política como apaciguamiento, al menos no en el inicio. Sin embargo, en la coyuntura mexicana actual, bien puede argumentarse que quizá un proyecto de izquierda viable no es excluyente con un intento de apaciguar la discusión de la cosa pública.

·¿Y el 'peligro para México'?

El actual discurso de AMLO que una y otra vez...

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