Agenda Ciudadana / Cuando se obtiene lo que no se buscaba ni se quería

AutorLorenzo Meyer

Conseguir lo opuesto de lo que se buscaba

En política no es raro que un tiro salga por la culata, que una acción produzca consecuencias no previstas e incluso lo contrario de lo buscado. Es evidente que cuando Vicente Fox y los suyos tomaron la decisión de desafiar a un sistema autoritario en decadencia, tenían como meta arrojar al PRI al cesto de la basura histórica. A estas alturas, el resultado del foxismo amenaza con desembocar en la creación de las condiciones para que el PRI pueda retornar a "Los Pinos", pero ahora cubierto con el manto de la legalidad y la legitimidad, tras haberse desembarazado de su sambenito de partido de Estado.

La historia es abundante en grandes ideas, decisiones y acciones políticas, científicas o de otra índole, cuyos resultados efectivos se alejaron tanto de lo previsto o deseado que terminaron no sólo en lo opuesto sino en tragedia. Un ejemplo tan claro como dramático es el de Albert Einstein. Al inicio del siglo XX el joven genio alemán elaboró su elegante y poderosa teoría de la relatividad que expresó con la fórmula de equivalencia entre materia y energía E=mc2. Lo último que tenía entonces en mente el científico era que tan formidable avance teórico fuera a desembocar en la elaboración de la bomba atómica, en la destrucción total de dos ciudades japonesas en 1945 y en crear las condiciones que desde entonces mantienen al planeta viviendo a la sombra de la amenaza de un holocausto nuclear.

Veamos otro ejemplo no enteramente diferente pero más extendido en el tiempo. La idea de que la ciencia, tras el descubrimiento de sus leyes fundamentales, podía llevar a una explicación del universo, dio un salto cualitativo enorme con el descubrimiento de Isaac Newton en el siglo XVII de las leyes de la moción y de la gravitación universal. En su Principia (1687), Newton elaboró ni más ni menos que una gran explicación teórica de cómo trabaja la naturaleza a escala universal. Casi un par de siglos después, Charles Darwin, en Sobre la evolución de las especies por medio de la selección natural (1859), formuló otra explicación teórica formidable en torno a los seres vivos.

De este tipo de ciencia física y natural no había ya más que un paso para intentar una explicación científica del hombre y la sociedad y Carlos Marx, contemporáneo de Darwin, propuso una de naturaleza histórica y materialista basada en la lucha de clases. Como teoría sociológica el marxismo fue un gran avance que sigue manteniendo su utilidad, pero...

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