AGENDA CIUDADANA / Democracia e igualdad no son pareja

AutorLorenzo Meyer

EL PROBLEMA

El avance en la igualdad política que trae consigo la democracia debería desembocar en un avance notorio e histórico de la igualdad social. Parecería lógico que así fuera, sin embargo hasta ahora no necesariamente ha sido el caso. Y es que las altas concentraciones de dinero privado han logrado influir sobre los procesos políticos para preservar o reconstruir la desigualdad heredada. Se requiere voluntad política, y mucha, para romper y mantener roto ese círculo vicioso entre dinero e influencia política. Los mexicanos vivimos en un sistema que es ejemplo vivo de la primacía de los intereses monopólicos sobre el interés general.

La democracia ateniense fue el primer gran intento de igualdad política dentro de una sociedad occidental compleja pero ese notable experimento no duró mucho ni tuvo efecto notorio por lo que a igualdad material se refiere. Cuando milenios más tarde ese proyecto democrático volvió a repetirse, aunque ahora a una escala mundial, los resultados no muestran una disminución apreciable en la desigualdad. Si se examinan las cifras que proporciona la OCDE sobre sus miembros, se verá que los países con la distribución del ingreso más igualitaria como Suecia, Noruega o Dinamarca son también sistemas políticos democráticos. Sin embargo, otro país también reputado como ejemplo de democracia política por más de dos siglos, Estados Unidos, es crecientemente desigual, al punto que la OCDE lo coloca en este rubro al lado de México, el país más desigual del conjunto (www.oecd.org/els/social/inequality).

Si se acepta la propuesta hecha hace 77 años por el politólogo norteamericano Harold D. Lasswell (1902-1978) "La política es el estudio de quién consigue qué, cómo y cuándo" (World politics and personal insecurity, Nueva York: Free Press, 1935), entonces las cifras sobre la distribución del ingreso son la mejor radiografía sobre la naturaleza profunda del sistema político de cualquier país. Así, y no obstante sus enormes diferencias históricas, económicas y culturales, las estructuras del poder político de México y Estados Unidos casi se hermanan.

En Estados Unidos el 1% de los contribuyentes recibe el 19.77% del total de ingresos disponibles (ver el artículo de Thomas Edsall en The New York Times, 22 de abril). Según las estadísticas oficiales mexicanas y que se pueden consultar en la Encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares del 2010, publicada por el INEGI en julio del 2011, el 10% de los hogares más...

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