AGENDA CIUDADANA / ¿Qué cambió?

AutorLorenzo Meyer

Antes de entrar en materia, bien por The New York Times (12 de septiembre) que defiende editorialmente a Carmen Aristegui y a Sergio Aguayo contra quienes les demandan por supuesto "daño moral", aunque es improbable que las fuerzas contrarias a la libertad de prensa den marcha atrás en México.

El 7 de septiembre cayó la guillotina política sobre Luis Videgaray, personaje que desde Hacienda pareció estar a cargo de toda la estructura del gobierno federal, incluyendo "Los Pinos". El gesto con que la Presidencia pretendió compensar un gran error de cálculo atribuido a Videgaray en su papel de cuasi primer ministro -la invitación a la casa presidencial a Donald Trump, un personaje del que 94% de los mexicanos tiene pésima opinión (El Universal, 12 de septiembre)- no debería hacernos perder el sentido del conjunto de la maniobra.

A estas alturas poco importa que Videgaray esté o no en el gabinete, sus políticas ya marcaron el sexenio y la atención ciudadana debería enfocarse en sus efectos y en el relevo efectuado en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

· LA HERENCIA

El nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, llegó para administrar el presupuesto y las políticas de su antecesor. Y ese presupuesto que se presentó al Congreso -resultado de decisiones tomadas años atrás-, implica dar prioridad a la deuda contratada y por contratar y, por tanto, disminuir el gasto público en 239.7 mil millones de pesos respecto del actual.

El manejo de los recursos públicos es el mejor indicador de la naturaleza de la ideología y prioridades de un gobierno, como bien lo mostró James Wilkie en su clásico The Mexican Revolution: federal expenditure and social change since 1910 (1967). Las cifras y los rubros y no el discurso es lo que realmente muestra la forma en que el poder decide quién gana y quién pierde en el reparto de recursos públicos escasos.

El "presupuesto Videgaray" implica, en primer lugar, un nuevo paso en la destrucción de la herencia cardenista de 1938: se van a asignar 100 mil millones de pesos menos a Pemex. Después de sangrar en extremo y por decenios a esa empresa símbolo del nacionalismo, ahora que casi se le acabó el superyacimiento de Cantarell y que el precio del petróleo ha caído a menos de la mitad de lo que era a inicios del sexenio, se le deja en la cuneta en calidad de esqueleto. Según el proyecto, también perderán, aunque en menor proporción, las áreas de educación, comunicaciones y transportes, agricultura, medio...

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