AGENDA CIUDADANA / El petróleo y la batalla por mantenerlo mexicano

AutorLorenzo Meyer

SOSTENER LO DICHO Y HECHO

El decreto que en 1938 expropió la industria petrolera y reafirmó su nacionalización (recuperó el terreno legal y político perdido con los Acuerdos de Bucareli de 1923 y con la ley del petróleo de 1925 y su modificación en 1928) es el momento culminante del nacionalismo revolucionario mexicano, pero ese evento no terminaría por ser lo que fue de no haberse ganado la batalla política, legal y económica que tuvo lugar en los dos sexenios que siguieron al cardenista.

Tras lo ocurrido en marzo de hace 75 años, México debió librar una nueva batalla por el petróleo para sostener lo logrado. Lo que estuvo en juego entonces fue la posibilidad de que fuerzas externas, y algunas internas, obligaran al gobierno a modificar los términos de la expropiación. Conviene recordar que en 1937 Bolivia había expropiado a la Standard Oil of Bolivia. La importancia económica de esa subsidiaria de la Standard era mínima, pero la matriz desató sobre Bolivia una presión que le obligó a aceptar los términos demandados por la afectada. En el caso de México se intentó lo mismo: exigir una indemnización adecuada e inmediata o la devolución de lo tomado. Para las petroleras el caso mexicano era más, mucho más importante que el boliviano, pues se acababa de descubrir Poza Rica, y el conjunto de empresas afectadas controlaba alrededor del 90% de la producción mundial de petróleo. En términos de precedentes, el desafío mexicano implicaba no compensar a los afectados por el valor del petróleo aún por extraer en sus propiedades y la ley mexicana de expropiación de 1936 no suponía el pago de una indemnización inmediata sino diferida a lo largo de 10 años. Para las empresas, eso suponía no una expropiación sino una confiscación.

LA 'PEQUEÑA GUERRA' EN EL MARCO DE LA GRAN GUERRA

Cuando Cárdenas expropió el petróleo, la Segunda Guerra Mundial ya se vislumbraba. El Presidente supuso, y con razón, que el gobierno de Washington, cuya política en América Latina -la "Buena Vecindad"- buscaba aislar a la región de las turbulencias creadas por las políticas contra el statu quo seguidas por Alemania, Italia y Japón, no usaría la fuerza contra México ni menos permitiría que Inglaterra lo hiciera. Cárdenas calculó bien. El gobierno del presidente Roosevelt reconoció el derecho soberano de México a expropiar pero le exigió, como a Bolivia, el pago pronto y adecuado, cosa que nuestro país no estaba en posibilidad de hacer. Fue entonces que Cárdenas logró que una...

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