AGENDA CIUDADANA / Antes que la amnistía

AutorLorenzo Meyer

Hoy, se dijo, se abre una ventana de oportunidad histórica que hay que aprovechar, pero ya. ¿De qué ventana se estaba hablando en el seminario "Violencia y Paz" en El Colegio de México al discutir "¿Olvido, Verdad o Justicia?"? (17/07/18). Pues de la oportunidad que se presenta con el cambio de gobierno para redefinir la naturaleza de la política que se ha seguido para enfrentar la brutal violencia criminal que envuelve hoy a nuestro país.

Mónica Serrano sostuvo que la naturaleza de esta violencia es la propia de una guerra, de un conflicto armado no internacional. Y esa es también la conclusión de dos instituciones internacionales especializadas en el tema: The War Report 2017 de la Academy for International Humanitarian Law and Human Rights (Ginebra) y el Armed Conflict Survey del IISS (Londres). Y es que su definición de conflicto armado cuadra con nuestra realidad: "confrontación sostenida, entre dos o más adversarios organizados que recurren a la fuerza armada de manera intencional". En este sexenio, y hasta febrero último, se habían abierto 102 mil 327 carpetas de investigación por homicidios dolosos, que se suman a las 102 mil 859 del sexenio anterior (Sin Embargo, 30/03/18).

Fue en este contexto que la magistrada en retiro y futura secretaria de Gobernación (Segob), Olga Sánchez Cordero, presentó la posición del próximo gobierno sobre el tema.

La próxima responsable de esta Secretaría clave partió de aceptar lo evidente: que una violencia sin freno azota al país, que se acumulan por millares los asesinados, desaparecidos y desplazados y que, hasta ahora, los aparatos del Estado no han estado, ni de lejos, a la altura de la magnitud del desastre. Para la ex ministra, el gobierno que pronto heredará este desastre -un conflicto cuya intensidad no ha disminuido- reconocerá, sin regateos, la magnitud de la tragedia que vive el país y el monumental fracaso de los últimos gobiernos al enfrentarla. La nueva administración se propone intentar ganar la paz, y en el proceso y en la medida en que tal cosa es posible, reparar moral y materialmente el daño brutal que se ha causado a la sociedad y, sobre todo, a las víctimas sobrevivientes, como son los familiares.

Es claro que el nuevo gobierno apenas está en la etapa de diseñar el proyecto para enfrentar tan complicado y aterrador problema. Y es por ello que, de entrada, se declara abierto a escuchar, discutir posibilidades e imaginar salidas. Es esta búsqueda de una o unas nuevas estrategias...

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