Agasajan en Barrio Bravo

"Mientras son peras o son manzanas, a mí me ha traído beneficios, no hablemos sólo de los sexuales, de todo", asegura convencido José Luis, mientras compra unos huevos de tortuga en el barrio de Tepito.

El vendedor de tarjetas telefónicas para celular come huevos de tortuga una vez a la semana. Aunque sabe que es ilegal, José Luis, de 46 años, opina que para todo hay mercado.

"Es como la droga, esa sí hace daño, pero de todos modos se vende, ¿dime qué no es ilegal de todo lo que se vende aquí?; mientras haya mercado, gente que consuma, todo se vende", sostiene.

Y ahí va. Su boca se hace agua cuando observa al "El Negro" preparar tres huevos de tortuga golfina con limón, sal y chile piquín. Todo entre los gritos de los comerciantes de "piratería".

"Los huevos buenos son los de la tortuga garapacho, esos para que veas sí te levantan. Cuando los vendo a los clientes siempre les digo 'qué sientes cuando te avientan una cubetada de agua fría', sientes como que se te va el aire, pues así se siente con los huevos de garapacho.

"Reposas unos 15 días, sin sexo ni nada, después que se cuiden las muchachas, porque te conviertes en un garañón por un buen tiempo", detalla El Negro.

El comerciante vende además tostadas de camarón, de pulpo y de ceviche. En un vaso de plástico...

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