Afuera del Senado, vendedores y boleros se quedan sin ingresos

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 21 (EL UNIVERSAL).- Silencio. Quizá sólo antes de que fuera inaugurado, el Senado de la República tuvo la ausencia casi absoluta de senadores, y este es el día de la Fase 1 de la contingencia por Covid-19, en el que este bastión de toma de decisiones ha quedado en manos de otro ejército, el del servicio de limpieza, que con jergas, trapos, pistolas de agua, todo lo limpian.

Lo que adentro es vacío, afuera, en el perímetro senatorial es depresión de taqueros, boleros, vendedores de golosinas, refrescos, botanas, que se quedan sin fuente de ingresos. Decenas de familias de la economía informal viven de ofrecer comida y refrigerios a cientos de trabajadores que laboran aquí, un recinto del poder Legislativo que puede suspender sus actividades de un momento a otro.

La Torre de Comisiones, con sus 14 pisos; el edificio Hemiciclo, con seis pisos de oficinas de senadores y de los órganos de gobierno del Senado están abandonados, de hecho. Van y vienen trabajadores de mantenimiento y las mujeres que contratadas por Fonatur, realizan las labores de limpieza, quehaceres que en esta situación cobran alta relevancia.

Por primera vez en la historia del Senado, por ejemplo, mientras se desarrollaron los trabajos de la asamblea de este jueves, que duraron ocho horas, varias trabajadoras limpiaron cada uno de los 128 escaños, incluso, los micrófonos instalados en cada uno de esos lugares. La presidenta de la mesa directiva, Mónica Fernández Balboa (Morena), agradeció el apoyo, en particular a la señora, Fabiola Franco Centeno.

Aunque el Senado no está en pausa -lo que temen quienes viven del comercio que se...

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