Africa en los coloquios de Relaciones Internacionales.

AutorAdonon Djogbénou, Fabien

En la evaluación y prospectiva de las Relaciones Internacionales a lo largo de los 32 coloquios internacionales de primavera que ha realizado el Centro de Relaciones Internacionales (CRI), me detendré especialmente en el celebrado en 1982, como uno de los ejemplos inolvidables de debate organizado, cuya temática general y posteriores profundizaciones, al menos por nuestra parte, parecían ser un parteaguas en el estudio de la disciplina. La temática era, nada más y nada menos, "El Estado y la nación en el estudio de las Relaciones Internacionales". Esta temática interesaba, de manera especial, a los estudiosos de las distintas regiones abordadas en los cursos y seminarios, en específico de África, que todavía intentaba salir, confusa y desordenadamente, de la era colonial. ¿Lo habrá logrado?

En el trabajo que presentamos en esa ocasión, "La cuestión nacional en el África Negra", recordamos de manera breve cómo se estudiaba, analizaba y explicaba el fenómeno del Estado y, sobre todo, cómo el vocablo compuesto "Estado-nación" era significativo e ilustrativo: el primer término, "Estado", definía al segundo, "nación", cuya realidad orgánica era sistemáticamente negada, como si "nación" en África también hubiera dejado de designar lo que es: una entidad sociocultural donde la negroafricana, donde el negroafricano, comulga con los suyos y se reconoce; los suyos, es decir, la gente de su nación, la comunidad, la sociedad en cuyo seno se nace y donde se recibe sepultura; sociedad o comunidad a la que se pertenece, cuyas cosmogonía y cosmología impregnan el ser, el estar y el hacer. De tal suerte, la nación negroafricana no ha dejado de ser un pueblo con memoria colectiva, con conciencia y personalidad históricas marcadas. (1) Enfatizábamos en 1982 que, toda proporción guardada, Francia, Reino Unido, España, la entonces Unión Soviética, etc., tenían también sus ibo, sus baluba, sus eritreo, sus tutsi, sus hutu. En pocas palabras, que la nación, entendida como el reconocimiento de un "nosotros" subjetivo y engañoso, estaba vigorosamente cuestionada en estas mismas naciones que nos servían y continúan sirviéndonos hoy de modelo.

Esta voluntad de uniformar, de masificar, que el Estado africano adoptó, se enfrenta, en estas tierras húmedas y de una fertilidad extraordinaria, a los valores africanos de cultura y de civilización, de tal suerte que la cuestión nacional en África está todavía lejos de resolverse. (2) De manera lamentable, no se ha seguido...

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