Afectan químicos vida de infantes

ZMG.- Un bebé de meses de edad arribó a urgencias pediátricas del IMSS. Su llanto es inusual. Denota dolor, pero nadie sabe qué le pasa.

Estaba en casa cuando llegó la hora de comer. Su abuela puso agua en el biberón y las tres medidas de leche en polvo. El pequeño succionó con tal fuerza que la leche fue directo a su estómago. El llanto inició.

Su abuela insistía en que comiera y el niño más gritaba. Sin saber qué hacer, fue al IMSS donde los médicos trataban de ver el origen del llanto.

Fue hasta que una enfermera abrió el biberón y, sin querer, le salpicó el contenido.

"Dijo que le había quemado, revisamos y lo que había no era leche, sino sosa cáustica", recordó Gabriela Ambriz González, jefa del Departamento de Cirugía Pediátrica del IMSS.

La mamá del menor compró este corrosivo en su versión de escamas y lo puso en una lata de leche vacía que guardó en la alacena sin ningún aviso de alerta. Fue lo que la abuela usó para preparar el alimento del niño.

A la semana, la Clínica de Esófagos del IMSS Jalisco recibe a un niño que se quemó con productos químicos.

"Al mes, tenemos entre tres y cuatro niños (...) el 60 por ciento tiene una secuela y la más importante es que se cierra el esófago lo que implica un tratamiento largo que afecta psicológicamente al niño", explicó Ambriz González.

Cada quince días, estos pequeños son sometidos a una dilatación esofágica; el 30 por ciento de ellos reacciona al tratamiento.

Este es uno de los accidentes a los que están expuestos los menores en casa, el sitio donde se han registrado, en los últimos tres años, 231 e las 469 muertes...

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