Advierten expertos 'obsesión' colectiva

AutorJorge Ricardo

Un museo que en 16 semanas recibe el público de dos años (335 mil), casas de campaña, tumultos, filas, fotografías ¿para qué sirven? Yayoi Kusama en el Museo Tamayo generó muchas preguntas.

Obtener respuestas no es fácil. "Realmente me parece un misterio el impacto mediático de la obra de Kusama, es una pintora que había sido, si no ignorada, por lo menos menospreciada y considerada un poco como un freak. (Pero) aquí en Nueva York en el museo Whitney (en 2012) fue un éxito enorme, fue la primera vez que vi a la gente como loca tomándose selfies", dice Naief Yehya, especialista en cibercultura.

El sociólogo Héctor Castillo Berthier considera que hay dos explicaciones: "La raza está esperando más espacios de participación y las redes sociales van caminando junto a ella".

Néstor García Canclini, antropólogo social, se formó tres veces en el Tamayo y pudo entrar hasta la tercera. "Me parece que tiene que ver con una etapa en la relación entre museos y públicos donde el museo ha dejado de ser un lugar elitista'".

García Canclini no cree que tomarse una selfie haya sido el motor del público. "Me parece injusto decir que esta exposición sea frívola, es muy simple".

Octavio Avendaño, curador de arte, tiene más preguntas: "¿Por qué la fascinación hacia una artista desconocida entre el público? Sospecho que la efervescencia de la exposición no hubiese sido tanta en una era sin selfies. Sospecho que la popularización de la exposición no es por sí misma, sino por su fácil asimilación en la cultura mediática. La exposición no era tan importante, la gente la volvió importante".

La obra de Kusama ya es parte de la historia del arte, señala Avendaño, aunque critica que la muestra que se presentó en el Tamayo privilegió las salas con espejos para tomarse la foto. "Había videos muy importantes que quedaron amontonados".

"Si lo que el Tamayo buscaba era récord de asistencia, entonces es claramente una exposición fantástica, pero con las aglomeraciones, resulta difícil pensar que hubiera habido momentos de contemplación, y ¿no se...

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