Adriana Fernández / Diversión profunda

AutorAdriana Fernández

"¿Por qué siempre tienes que hacer las cosas de la manera difícil?" preguntan a Vinny, interpretado por Bill Murray, en la película St. Vincent (Estados Unidos, 2014). "Porque es más interesante," contesta él.

Ese diálogo podría más o menos definir el tipo de roles que interpreta este actor, protagonista de este estreno.

Vincent McKenna (Bill Murray) es un sesentón gruñón de Brooklyn cuya vida cambia al conocer a sus nuevos vecinos: Maggie (Melissa McCarthy) y su hijo Oliver (Jaeden Lieberher).

Maggie pide a McKenna que cuide a su retoño después de la escuela, pues ella está en pleno divorcio y debe trabajar.

Lo que Maggie no sabe es que las tareas académicas del niño consistirán en frecuentar bares, el hipódromo y a una misteriosa amiga rusa, "la dama de la noche" (Naomi Watts).

Esta cinta, que se vende como comedia, sorprende al resultar más profunda y compleja en el plano emocional que lo que aparenta al principio.

De entrada, la trama nos sabe a recalentado: el hombre mayor, bebedor y malhumorado, al que el encuentro con un pequeño lo hace cambiar.

Pero Theodore Melfi le da la vuelta a los lugares comunes y al maniqueo condenatorio y cursilón, para mostrarnos a personajes que, pese a lo incoherente de sus acciones (¿quién deja a su hijo con un vecino que ni conoce?), logran conectar emocionalmente con la audiencia.

Parte del mérito está en el guión del propio Melfi, sazonado con toques de humor que es a ratos...

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