Adolfo Aguilar Zinser/ La tragedia del bosque

AutorAdolfo Aguilar Zinser

El martes pasado fue un día de coincidencias para la prensa nacional. Los principales diarios del país, casi sin excepción, dedicaron sus ocho columnas al discurso pronunciado por el presidente Fox en ocasión del aniversario de la Constitución de 1917. No era para menos: el Presidente había delineado un vasto proyecto de reformas a nuestro marco constitucional. Sin embargo, hubo una nota discordante en el concierto de titulares. En una sorprendente decisión, los editores del periódico Reforma otorgaron primera prioridad no al discurso presidencial sino a un tema que parecía fuera de agenda: la destrucción sistemática y acelerada del patrimonio forestal del país. Este tratamiento informativo no es, no me parece, un desaire al Presidente o a sus propuestas. Sí es en cambio una oportuna llamada de atención sobre las prioridades nacionales. Los grandes propósitos de este gobierno -la transformación política, la modernización económica, el combate a la inequidad social- sucumbirán si se destruye el marco de sustentabilidad del país.

La nota referida describe un exhaustivo y aterrador reporte de la Subprocuraduría de Recursos Naturales de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente sobre el estado de nuestros bosques. En 23 estados, la tasa de deforestación alcanza ya niveles catastróficos que ponen a ecosistemas enteros al borde del colapso. La degradación ha ocurrido por igual en Areas Naturales Protegidas que en bosques y selvas sin protección especial. En algunas zonas de inmensa riqueza biológica, como los Montes Azules en Chiapas o la Reserva de la Mariposa Monarca en Michoacán, el huracán destructor se ha cebado con particular saña. Solamente en Chiapas se ha afectado gravemente a más de 2 mil 200 especies de flora: pinos, cedros, encinos, mangles, palmas reales y muchos otros.

Las causas de esta catástrofe son tan variadas como la biodiversidad perdida. Según el reporte de la Profepa, la degradación del patrimonio forestal del país está asociada lo mismo a la agricultura itinerante que al saqueo de especies endémicas o a la tala clandestina. En el sureste, por ejemplo, buena parte de la pérdida es producto de la presión demográfica, de las condiciones de pobreza extrema y de la preservación de prácticas agrícolas milenarias, como la roza-tumba-quema. En Michoacán o en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, en cambio, el bosque tiene como principal enemigo a bandas criminales, dotadas de armas de alto calibre, que han hecho del desmonte...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR